Tuesday, July 25, 2006

EL FINAL

Hace algunos días, Webita dejó un comment que me mandó de vuelta a una de las varias fuentes de angustia que me acompañan desde la infancia: algún día el universo desaparecerá. A menos de que los simpáticos cosmólogos decidan otra cosa en el futuro finito, la trágica desaparición de todo lo que conocemos y lo que nos falta por conocer, resulta inevitable. Un asunto que constituye otro motivo de desazón para mi cabezota temerosa, a la cual, la idea de los finales definitivos le resulta de un horror repulsivo. Claro, es un proceso natural en contra del cual, nada podemos hacer sino aceptarlo. Desafortunadamente, semejante razonamiento es tan sensato, como ajeno a la naturaleza de las angustias del hombre. Con excepción de los depresivos, para la mayoría de los seres humanos la idea de la finitud resulta chocante. Si, si; tal vez estoy proyectando en los demás mis fobias, pero estoy seguro de que una sencilla encuesta sobre este tema, es capaz de confirmar mi afirmación infundada. Tal vez por eso me gusta tanto El Golem, sobre todo aquella parte que dice:

¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más?¿ Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otro cuita?

Si. Una serie infinita, una historia interminable, eso si que me gusta. Desde pequeño me resisto a la idea de que llegará algún día en que las estrellas se apaguen; en que el último vestigio del universo que alguna vez vislumbré, desaparezca para dar lugar a la obscuridad y la inmovilidad. No lo concibo, no lo deseo, no me gusta ni siquiera pensarlo. Asimov, intuyó muy atinadamente la angustia que semejante pensamiento genera y escribió un cuento que retoma esta angustia e intenta brindarnos un consuelo. En su relato, un superordenador, protagonista de varias de sus historias, batalla durante eones para ofrecer respuesta a una pregunta que insistente le hacen los hombres: ¿podrá alguna vez ser revertida la entropía? Sospecho que impelido por el deseo de brindar consuelo a sus lectores, Asimov opta por un desenlace tan falso como reconfortante. Según él, la supercomputadora es capaz de ofrecer la respuesta esperada y, aunque para ese momento no existe ya ningún ser que pueda atestiguarla, el lector queda con el consuelo de la infinita serie no será interrumpida; todo comenzará y terminará una y otra y otra y otra vez. La historia no tiene fin, según este cuento. Desafortunadamente, sabemos que semejante cosa es improbable. Aunque teóricamente la entropía puede ser revertida, en los hechos (esos ogros de los físicos cuánticos) resulta imposible. La entropía aumenta inexorablemente en nuestro universo; hasta donde sabemos, nada puede hacerse al respecto. Llegará el momento en que esta alcance su punto máximo y todo se detenga. El universo habrá muerto.

Algunas madrugadas me despierto con la sensación de que los miles de millones de años que le restan a este universo, se consumen con una celeridad que no me afecta y que el fin está próximo. Yo seré testigo de la tragedia. La soledad de dichos momentos es inmensa, pero también la percepción de la magnitud de lo que me rodea. La angustia cede ante la tristeza. Comprendo que todo constituye una metáfora de mi propia muerte. Por extraño que parezca, esto resulta más tranquilizador que ninguna otra cosa.

14 comments:

Anonymous said...

Masticando la reflexión. Pues no sé si comparto toda la idea.

Saludos!!!

Anonymous said...

lo mejor del caso: el universo no tiene que 'acabarse' para que en la vida de uno [cuya duración en términos universales es computable en cero] se acabe cuando menos un par de veces. es una elegante consuelo.

un abrazo, mi querido ícaro

Anonymous said...

Sip. Sobrevivir y recordar esos colapsos ofrece algún consuelo.

Abrazo a ambos.

Anonymous said...

Hola,
pero que mal...creo que le has atinado a uno de los más desesperantes temas de la humanidad, casi equivalente ala angustia de saber porqué tenemos que morir. Aunque en estos momentos me aterra más pensar en la devastación de muchos sitios del planeta causados por las interminables guerras y por los desastres naturales. Y que hablar de la desesperante idea de que el hambre en muchas partes del planeta no es principalmente causada por la escasez de alimento; es una cosa inconcebible, al menos para mi, el pensar que los recursos son suficientes para todos.
Bueno, ya estaré leyendo tu librito de Asimov, haber si no sufro de pesadillas.
Adiosín.

Anonymous said...

Mi fuentes de angustia se han hecho mares, pero coincido contigo en esa, la más básica y existencial, el fin del mundo, etc. Lo mio viene de mis tempranas lecturas del libro de las Revelaciones, los 4 jinetes y la bestia estelarizaban mis pesadillas más tempranas, pero creo que eso sí es universal, todos le tenemos miedo a eso mismo, pero es bueno hablar de ello. Te mando un abrazo.

Anonymous said...

Mientras el mundo no se acabe en las próximas 15 generaciones, todo está bien. Más allá de eso me da mucha hueva hacer cuentas.

Ojalá que en unos miles de años un arqueólogo encuentre la forma de transcribir nuestras angustias en un libro de divulgación histórica y narre, muerto de la risa, la tecnología arcaica de la que nos valíamos para dar rienda suelta a nuestras pesadillas. Esto será equiparable al invento de la rueda.

Después de eso, que se acabe el mundo (pero que alcancemos a ser historia)

Anonymous said...

Igual y para entonce ya ni existen los libros y encontramos la forma de meter directamente la información a nuestros cerebros. Mmmm... eso me da más web-a que pensar en el cerro de libros que aún no leo.

Desastres naturales y sociales, hambre, pesadillas, angustias a mares, la muerte del universo más de dos veces en una sola vida, uff!!! Ya le tocará a la generación 16 (eso suena bien La Academia) seguirse angustiando o riéndose de nuestras angustias y ociosidades.

Anonymous said...

Esas pesadillas con los 4 jinetes y la bestia se leen bien densas...

Barra libre de abrazos pa´ todos.

Anonymous said...

No pretendo provocar vertigo, pero ¿y si el final ya sucedió? y ¿si acaso somos simplemente la luz de une estrella que ya no existe?..o en terminos mas vulgares.:
Tal vez somos una gaillna muerta que sigue corriendo sin enterarse de que le acaban de romper el pescuezo-.
un abrazo mi estimado Icaro.

Anonymous said...

Ouch! Pus qué decir, mi querido Tlacuiloco? Supongo que entonces no tardaremos en dar el costalazo. Igual y le pondremos sabor al último caldo.

Salud!

Anonymous said...

Pues le he dado vueltas a mi cerebrito, como a un cubo de esos de colores, ya saben, y bueno, derrepente la rata se atoraba en su rueda, y leer todos los coments me ha hecho confundir un poco más, así es que sólo espero explicarme.

Pensar en que morimos una y otra vez como dice alonimo es interesante, aunque suena un tanto a la idea cristina.
Bueno, pues recuerdo mi prier visita al planetario, en especial cuando escuche al guía decir "y el universo se destruira", a partir de allí me generó un miedo incomprensible; después, pensar en la muerte, en la perdida de alguien cercano, o de la mia, era un pánico inmenso. Pero después de un tiempo he comprendido que todo es finito, no me ha sido fácil, pues comprenderlo no me hace aceptaro ...creo... En fin, para que preocuparme de la destrucción del mundo si mi existencia es tan sólo un instante en comparación al universo, y por qué o para qué trascender; creo que la unica preocupación en mi, surge del trillado desarrollo sostenible, pues lo único cierto que encuentro allí es que debemos compartir los recursos aún con las generaciones que no conoceremos, sin embargo la evolucion lo único que tiene de cierto es que las especies tambien son finitas.

Un saludo chorero, jajajaja

Anonymous said...

Pues lo dicho: comprender el caracter finito de las cosas no implica aceptarlo, aunque quizá pueda ayudar. No le hallo la "cristianititud" al comment de Alónimo, pero mejor que el diga si sí, o si no, o qué ondiux... Por cierto, yo decía que la angustia por el final del universo, es una forma de la angustia por la muerte propia; quizá el budismo, al restar importancia al Yo, reconoce dicho problema e intenenta solucionarlo por esa vía. Negar el yo se ofrece como un medio para manejar el temor ante la muerte; pero también el racionalismo, como tú sugieres.

Saludos.

Anonymous said...

Además las cosas no se acaban... sólo pasan a mejor vida.

Cuando me pongo filosófico me gusta pensar en el tiempo en términos de infinito y me ahorro la fatiga.

un abrazo

Anonymous said...

Como a mejor vida pasará, ya pronto, este post. Bueno, igual y ni tan pronto, je, je...

Abrazo Luis David.